Let me go, Ernő

sábado, 16 de junio de 2012

Dedicado al Sr. Herrera Duby...

Anillos, espadas, comunismo y otras yerbas (1° parte)

Gandalf o el claro ejemplo del mago que tranzo con el sistema

En Gandalf pueden observarse claramente dos etapas, que son muy antagónicas entre sí. La primera etapa, la cual yo valoro y respeto mucho, nos muestra un Gandalf proletario, siempre pendiente del bienestar del prójimo, con una total abnegación. Se puede observar que es totalmente anti-materialista ya que no le importa tener un pulcro atuendo blanco, una barba perfectamente arreglada o un bastón prolijamente tallado, sino que se conforma y es feliz con su aspecto desprolijo y bohemio. Disfruta de los placeres simples, como leer un buen libro, charlar con amigos o fumar su narguile. Su dedicación al prójimo es total, ya que decide sacrificar su propia vida con tal de impedir que el Balrog de Khazad Dûm cruce el puente y continúe acechando a los miembros de la Comunidad del Anillo. Sin este heroico acto por parte de él probablemente Sauron hubiera acabado con toda la civilización de la Tierra Media y yo no estaría acá escribiendo estupideces. Entonemos la marcha peronista en honor al compañero caído: el gran Gandalf el Gris.
Si la historia de este gran mago hubiera terminado acá, ahora seria más famosos que el mismísimo Che Guevara, y su imagen aparecería en todas las banderas de los diferentes movimientos sociales, organizaciones gremiales y hasta habría un centro de estudiantes con el nombre de Gandalf, el proletariado gris.
Pero la historia no termina acá. Como todos sabemos, Gandalf logro vencer al Balrog, aunque le haya costado la vida. Aun así, fue devuelto a la Tierra Media para completar su misión, pero ya no era el mismo Gandalf Capagris. El capitalismo salvaje había influido notablemente en él, se había aburguesado: se transformo en Gandalf El Blanco. Dejo totalmente de lado su aspecto hippie que tanto lo caracterizaba: cambio sus harapos por una pulcra vestimenta del más puro color blanco, su barba y su cabellera eran ahora recortadas prolijamente en finas barberías élficas y cambio su antiguo bastón de viaje por uno magistralmente tallado por los más exclusivos artesanos de Rivendel.
J.P. Feinmann “el Bueno” en su segundo tomo de “Peronismo: filosofía política de una persistencia argentina” escribe lo siguiente: (…) “fácilmente se puede hacer un paralelismo entre Gandalf “el burgués” Blanco y el Perón de la tercera presidencia, ya que ambos se acercaron a la derecha, aunque es necesario destacar que Gandalf, a diferencia de Perón, evitó perseguir a los comunistas enanos o a los montoneros de Rohan, no por falta de deseo sino, probablemente, porque sin la ayuda de ellos no hubiese sido posible vencer a Sauron.”
Más allá de su execrable inclinación luego de su lucha contra el Balrog debemos destacar que siempre se comporto como un valiente y temerario mago que nunca dudo en poner en peligro su vida con tal de cumplir sus objetivos. No dudo en decir que Sauron fue vencido por la astucia y la voluntad inquebrantable de Gandalf.




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